Por RENE JORDAN Critico de cine de El Nuevo Herald Parenthood es un filme deliciosamente ambulatorio. Se trata de una familia de dos hermanos y dos hermanas y el variadísimo argumento los visita por turnos en sus casas, sin olvidarse del padre, la madre y la abuela. En esta época de películas concentradas y despobladas, Parenthood tiene personajes para regalar y de paso para dar la contra. El astro nominal es Steve Martin, que hace una estupenda pareja con Mary Steenburgen, además de tener tres hijitos a cada cual mejor trazado en el guión de Lowell Ganz y Babaloo Mandel. Pero Martin no acapara la atención, sino que la reparte generosamente con un reparto excepcionalmente rico en caracterizaciones vividas. Rick Moranis está casado con Eileen Ryan y es padre obsesivo de una ninita a quien ha convertido en forzosa candidata a la genialidad. Con Ghostbusters II, Honey, I Shrunk the Kids y ahora Parenthood, Moranis demuestra que hay pocas cosas más productivas que una cara de bobo bien administrada. Eileen Ryan es tan bella como eficaz, especialmente cuando Moranis le declara su amor en delirante desafinación, para uno de los mejores momentos de la trama. Jason Robards, 1 un actor de frecuente solemnidad irritante, ha encontrado empleo ideal para su rostro de mal genio. Su problema básico es con el hijo jugador y tarambana, interpretado con nerviosa sonrisa de oveja negra por Tom Hulce. La confrontación final entre estos dos prueba que una comedia puede ponerse muy seria sin perder el sentido del humor.